Hace ya algún tiempo que éste anuncio aparece en televisión:
La situación que describe, desgraciadamente, parece que es cada vez más frecuente. Alguna vez, paseando de noche por Barcelona, he visto a grupos de personas recogiendo en los contenedores de basura de los supermercados alimentos que, cómo ya no son aptos para su venta, se desechan cómo inservibles.
Independientemente de cual sea la situación económica de éste o de cualquier otro país, debido a nuestro voluntario alejamiento de la naturaleza para vivir en el “estado de bienestar” que nos ha vendido la sociedad de consumo, tenemos la falsa creencia, por educación o por ignorancia, de que la comida está disponible sólo en tiendas y supermercados, y que sólo tenemos acceso a ella con dinero.
La sierra de Collserola y la sierra de la Marina las montañas que rodean Barcelona (pongo estas cómo ejemplo porque son las que tengo más cerca) están llenas de plantas comestibles que se pudren en el suelo, o que son pisoteadas por las personas que salen a caminar y por los ciclistas. Josep Pamies nos muestra en éste vídeo tan sólo una pocas variedades de las muchas que podemos encontrar creciendo libremente en las montañas, bosques e incluso en algún jardín.
Frutos cómo por ejemplo las moras, el nopal o higo chumbo, el madroño, además de una gran variedad de plantas comestibles cómo el diente de león, la verdolaga, la malva, entre otras muchas, que yo desconozco debido a mi gran ignorancia en éste tema, crecen a sus anchas y son relativamente fáciles de encontrar, tan sólo hay respetar unas sencillas normas para recolectarlas. Además, estas plantas están totalmente libres de abonos y pesticidas químicos y sus nutrientes son de una calidad infinitamente superior a los de la basura empaquetada que venden en la mayoría de supermercados.
En un paso más allá, en vez de confiar a la suerte el hecho de encontrar plantas adecuadas a nuestras necesidades, la permacultura propone la creación de bosques comestibles, es decir, la creación, de una forma lo más natural posible, de espacios que produzcan abundantes plantas que pueden utilizarse cómo alimento, con un mantenimiento mínimo, recreando el modo en que la naturaleza crea un bosque e introduciendo en él las especies que más nos interesen.
Afortunadamente aquí en España ya hay grupos de personas que están difundiendo estas ideas y creando proyectos con más ilusión que medios, ya que los estamentos oficiales parecen más interesados en dilapidar dinero rescatando bancos y banqueros, y en pagar sueldos astronómicos a personas que no mueven un dedo para hacer nada mínimamente útil, que en apoyar éste tipo de iniciativas.
¿Conocéis la historia de la isla de Pascua? Una explotación masiva de los recursos disponibles les llevo a una trágica situación de hambre y escasez, que acabo en una guerra civil.
Si trabajamos en armonía con la naturaleza y respetamos sus ciclos, ella nos proveerá con una abundancia sin límites. Si continuamos con esa absurda creencia de que algún día podemos llegar a dominarla a nuestro antojo, en un futuro no muy lejano se deshará de nosotros cómo los molestos parásitos que somos, y ella volverá a florecer en todo su esplendor.
Ferran Rodríguez.