Inducción del tejido profundo
La fascia es la parte más abundante del tejido conectivo. Envuelve todas las estructuras del organismo –músculos, huesos, órganos, vasos sanguíneos, nervios…- lo que hace que el cuerpo humano sea un todo indivisible.
Es un coloide, es decir, está formado por partículas sólidas flotando en un líquido. Dependiendo de las solicitaciones mecánicas de la zona es más un gel o un sólido. Cuando está en equilibrio, elástica y bien hidratada, la fascia permite el libre deslizamiento de las diferentes capas de tejido unas sobre otras. Este mismo tejido puede convertirse en una trampa, limitando la libertad de movimiento, cuando pierde sus propiedades al deshidratarse o cuando las glucoproteinas que lo forman crecen de forma desordenada -por un traumatismo, una cicatriz, falta de movimiento adecuado…
Dado que tiene múltiples funciones, la disfunción fascial no solo limita el movimiento articular y produce dolor, también puede limitar la circulación sanguínea y linfática por lo que puede atrapar patógenos y toxinas, producir problemas neurales, disfunciones orgánicas…
El objetivo de la inducción del tejido profundo es localizar las zonas de restricción, principalmente las que causan dolor, y devolverles la libertad de movimiento deshaciendo las adherencias y rehidratando la zona mediante presiones y estiramientos para reorganizar la estructura del tejido. Estas zonas de restricción se localizan a bastante profundidad con respecto a la superficie de la piel, por lo que la presión debe ser sostenida el tiempo necesario hasta conseguir la liberación del tejido. El paciente puede experimentar una sensación de tirantez y moderada molestia, y en algunas ocasiones punzadas o quemazón que no debe llegar en ningún caso a convertirse en dolor.
Esta técnica es muy apropiada para tratar desequilibrios en la musculatura que da soporte a la columna vertebral, siendo muy útil en casos de hernias discales, lumbalgias, cervicalgias, desviaciones de la columna, problemas articulares y una larga lista de molestias derivadas de un exceso de tensión miofascial.